Primer implante en el Área Hospitalaria de Valme de un neuroestimulador del ganglio de la raíz dorsal contra el dolor neuropático crónico
La Unidad de Dolor Crónico del Área Hospitalaria de Valme (Sevilla), localizada en el Hospital El Tomillar, ha utilizado por primera vez la neuroestimulación del ganglio de la raíz dorsal (GRD) como tratamiento del dolor neuropático crónico. Se trata de un dispositivo implantable que permite controlar los síntomas y la discapacidad asociada. Este primer caso ha sido realizado por el equipo que lidera el anestesiólogo Dr. Ángel Martínez Navas.
La estimulación de los ganglios dorsales de las raíces es la modalidad de neuroestimulación medular más específica que existe, ya que permite dirigirse a zonas muy definidas y difíciles de alcanzar con la estimulación convencional de cordones medulares posteriores, con alto grado de estabilidad y bajo consumo energético. En concreto, al paciente intervenido se le ha implantado un electrodo en L3 para abordar un síndrome neuropático en la rodilla. Antes de recibir el implante definitivo, ha tenido un periodo de prueba corroborado por cuestionarios clínicos específicos, que miden el alivio del dolor y la mejora en su calidad de vida. Hasta ahora, sufría dolores continuos y discapacitantes, y se había sometido previamente a diversas técnicas y tratamientos analgésicos sin lograr un alivio adecuado. Se prevé que, con el implante permanente, se consolidará su mejoría y podrá retomar sus actividades cotidianas.
Tratamiento dirigido al origen del problema
La terapia de neuroestimulación GRD consiste en la administración de impulsos eléctricos de baja intensidad a los ganglios de la raíz dorsal de una o más (hasta cuatro) raíces espinales seleccionadas, que constituyen el nexo entre los nervios que recorren el cuerpo y el sistema nervioso central. La estimulación del ganglio dorsal de la raíz puede ser un método muy eficaz para tratar dolores neuropáticos periféricos en zonas difíciles de acceder desde el sistema nervioso central y ayudar a restablecer la calidad de vida del paciente.
Además, este tipo de estimulación ofrece una alternativa a la farmacoterapia a largo plazo para el alivio del dolor neuropático. A diferencia de los tratamientos farmacológicos, que se administran a todo el organismo, la neuroestimulación se dirige específicamente al lugar concreto de origen del problema.
Terapia personalizada para cada paciente y reversible
Los pacientes que reciben un sistema de neuroestimulación del ganglio dorsal de la raíz espinal se someten a una intervención quirúrgica menor en la que se les implantan uno o varios electrodos por vía epidural cerca de las raíces nerviosas que conectan la médula con el sistema nervioso periférico. Posteriormente, los electrodos se conectan al neuroestimulador, un dispositivo parecido a un marcapasos que produce la estimulación. Una vez activado el sistema, el neuroestimulador se programa de forma personalizada para proporcionar un control óptimo de los síntomas dolorosos del paciente.
Los pacientes se someten habitualmente a una valoración provisional, también llamada periodo de prueba, que les permite experimentar las sensaciones de la estimulación antes de decidirse por la implantación quirúrgica del sistema. Las terapias de neuroestimulación como esta son reversibles: los médicos pueden interrumpir el tratamiento de forma inmediata con solo apagar o retirar el estimulador.